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5 lobos con piel de cordero en tu alimentación que pueden estar minando tu salud

zumo de naranja

Eres una persona comprometida con tu salud y hace tiempo que tomaste la decisión de cuidar tu alimentación.

Has reducido o eliminado los azúcares refinados de tu dieta y te has pasado a los productos integrales. Comes frutas y verduras a diario, consumes pescado azul, productos desnatados y evitas las grasas saturadas como la peste.

En definitiva, estás llevando una alimentación equilibrada, con la que estás cuidándote…

¿O tal vez no?

¿Lobos con piel de cordero?

Reza un dicho popular que “no es oro todo lo que reluce”. Esto es aplicable también a la alimentación. Existen muchos alimentos que comúnmente se etiquetan o promocionan como saludables, cuando en realidad son todo lo contrario.

Se trata de auténticos lobos con piel de cordero para tu salud.

Algunos de estos productos se comercializan bajo el reclamo de contener un cierto ingrediente saludable, pero no se mencionan otros que no lo son en absoluto. En otros casos, se realzan las propiedades saludables de un determinado alimento en su estado natural, pero se obvia el detalle de que se nos está vendiendo altamente procesado, habiendo perdido casi todas sus cualidades.

¿Pero cuáles son estos lobos con piel de cordero?

Los 5 alimentos que parecen sanos y no lo son

Existen muchos productos que podrías estar consumiendo creyendo que son sanos, cuando la realidad es otra. Tanto es así, que sería complicado mencionarlos todos. Sin embargo, estos son algunos de los más representativos.

Salmón de acuicultura

Es cierto que el salmón salvaje es un saludable pescado azul, rico en Omega 3. El problema es que, el que puedes encontrar en casi todos los supermercados y pescaderías, es el salmón de acuicultura.

Estos animales se crían de forma masificada y antinatural, lo que obliga al uso de grandes cantidades de medicamentos y pesticidas para evitar las epidemias. Su alimentación se basa mayoritariamente en piensos y aceites de otros pescados, extraídos en zonas altamente contaminadas. Esto hace que el salmón sea uno de los alimentos con mayor contenido en tóxicos que existen.

Puedes encontrar más información sobre la problemática del pescado de crianza en este excelente documental emitido por el programa Documentos TV de Televisión Española.

Pan de molde integral

Otro “caballo de Troya” clásico para tu salud, es el de los panes de molde, “rústicos” o multisemillas, vendidos como “integrales”.

Si te fijas en la lista de ingredientes, lo primero que descubrirás normalmente, es que no son panes 100% integrales. De hecho, casi todos están fabricados en gran parte con harinas refinadas.

Pero esto no es todo. También verás que, casi siempre, llevan muchos otros ingredientes nada saludables. Estos van desde los aceites refinados (principalmente de palma) y grasas hidrogenadas, hasta diferentes tipos de azúcares. Normalmente se camuflan bajo nombres como dextrosa, jarabe de glucosa, sirope de arroz, etc.

Embutidos bajos en grasa

¿Consumes habitualmente jamón de york o pechuga de pavo bajos en grasa, considerando que te estás cuidando?

¡Pues nada de eso!

En primer lugar, los embutidos “light” todavía contienen una cantidad sustancial de grasas saturadas. Otro problema es la gran cantidad de azúcares refinados que se usan en su elaboración. Lo mismo ocurre con la sal.

Para colmo de males, casi todos los fiambres llevan en su composición diferentes aditivos para conservarlos y darles un aspecto más atractivo.

Hablamos de sustancias controvertidas como sulfitos, nitratos o fosfatos, algunos de los cuales ya han sido declarados como potencialmente cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud.

En muchos casos se añaden además almidones y féculas. Es decir, hidratos de carbono simples.

Yogures 0%

Uno de los principales reclamos que se utilizan para recomendar el consumo de yogures, es que contienen lactobacilos beneficiosos para la flora intestinal.

Es una auténtica lástima que estas bacterias “buenas” no sobrevivan al proceso de pasteurización al que se someten la mayoría de los yogures comerciales.

Si además los compras desnatados, se habrá eliminado de ellos la grasa y con ella todas las vitaminas liposolubles (sobre todo del grupo B). Estas son justamente las que hacen más interesantes a los lácteos desde el punto de vista nutricional.

Pero hay más. Estos productos se endulzan habitualmente con edulcorantes artificiales como el aspartamo. Esta sustancia es más que controvertida, porque se sospecha que puede producir daños neuronales a largo plazo.

Aunque el aspartamo es un aditivo alimentario permitido, su aprobación no ha estado exenta de polémica.

Por lo tanto, considerar sano un producto del que se han eliminado la mayoría de los nutrientes y al que se han añadido aditivos más que cuestionables, no parece un criterio muy lógico.

 

Zumo de naranja

zumo de naranjaSeguramente estás pensando: ¡Esto sí que no! ¡No puede ser!

Y es comprensible. La naranja es una saludable fruta, llena de vitamina C. ¿Por lo tanto, su zumo natural, recién exprimido, debería serlo también, no?

Lamentablemente no tanto. Con las frutas pasa igual que con los cereales o los carbohidratos. Al exprimir la naranja, en realidad estamos convirtiendo un alimento natural y saludable en un producto procesado. Le retiramos todas su fibra y como resultado obtenemos básicamente agua con azúcares simples.

¿No te lo crees?

Pregunta a cualquier diabético. ¿Sabes que les recomiendan hacer cuando sufren una bajada de azúcar?

Tomarse un sobre de azúcar o…

¿Lo has adivinado?

¡Un zumo de naranja!

Por lo tanto, puedes imaginarte la cantidad de azúcares simples que contiene. Y, como no hay fibra que ralentice su absorción, esta glucosa va directa a tu sangre. Un precio muy alto a cambio de un poco de Vitamina C.

Así que, si buscas recargarte de esta vitamina, lo mejor es que te comas la naranja entera. O también puedes inclinarte por estas otras opciones.

La mejor manera para detectar alimentos insanos camuflados

Ahora que ya conoces estos cinco ejemplos de alimentos que parecen saludables, pero no lo son, te será más fácil identificar a otros con los que ocurra lo mismo.

Para ello, es importante que, cuando te encuentres ante un “supuesto” alimento sano, te plantees las siguientes cuestiones importantes:

  • ¿Cuáles son sus ingredientes? ¿Realmente se cumple lo que se promete?
  • ¿Cómo se ha cultivado o, en el caso de los productos de origen animal, cuál ha sido su método de crianza?
  • ¿Lleva algún tipo de aditivos peligrosos o sospechosos?
  • ¿Se trata de un alimento que se encuentra en su estado natural o ha pasado por algún proceso que pudiera haber modificado sus características?

Valorando estas cuestiones con ojo crítico y aplicando el sentido común, seguro que lograrás evitar que te confundan o te den “gato por liebre”.

Y, lo que es más importante, evitarás que los lobos con piel de cordero acaben en tu plato y sigan minando tu salud sin que lo sepas.

¿Y tú? ¿Has detectado a otros lobos con piel de cordero? ¡Entonces déjanos un comentario y cuéntanoslo!