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Alimentos light y 0%: ¿funcionan realmente?

edulcorantes

Han acabado las fiestas y, tras los atracones navideños, debes volver a la normalidad. Es muy posible que, entre cenas y turrones, hayas ganado algunos kilos adicionales y te propongas hacer alguna dieta o, al menos, comer más ligero.

Así que puede que te plantees consumir alimentos light. Probablemente también te inclines por galletas, yogures o refrescos 0%, para tomar menos azúcares.

¿Pero cumplen estos productos realmente lo que prometen y te ayudan adelgazar?

¿Y son realmente alimentos saludables o, como afirman cada vez más expertos en nutrición, incluso podrían resultar perjudiciales para tu salud?

Alimentos light: ¿demasiado bonito para ser cierto?

Hoy en día, las estanterías de los supermercados están repletos de alimentos light. Una gran parte de la población adulta ha declarado la guerra a las grasas saturadas y muy rara vez consumen productos como leche o yogures no desnatados.

Muchos escogen también, preferentemente, embutidos y alimentos bajos en grasa. El número de los que beben refrescos “light” o “cero” cada vez es mayor.

¿Pero si esto es así, por qué vivimos una epidemia de obesidad sin precedentes? ¿Por qué aumenta cada año el número de personas con diabetes y problemas cardiovasculares?

Grasas vegetales no tan saludables

Cuando hablamos de alimentos light, solemos asimilarlos automáticamente con el término “saludable”. Esto viene, en parte, porque hemos sido adoctrinados durante decenios, que las grasas animales no sólo engordan, sino que elevan el nivel de colesterol, contribuyen a los infartos y la arterioesclerosis.

Aunque existan pocas evidencias científicas que sustenten esta relación, lo cierto es que se han declarado a las grasas animales como el enemigo público número uno para la salud. Por ello, los fabricantes se obsesionan con reducir al máximo las grasas animales en los alimentos vendidos como saludables.

Como en muchos productos no es posible eliminarlas totalmente, se trata reemplazarlas por aceites vegetales. No obstante, estos son más inestables porque tienden a enranciarse con mayor facilidad y, al contrario que las grasas animales, están líquidos a temperatura ambiente.

Esto se soluciona mediante la hidrogenación. Como su nombre indica, este procedimiento consiste en introducir moléculas de hidrógeno en el aceite vegetal. Como consecuencia, se obtendrá una consistencia sólida o untuosa y ganará en estabilidad, lo que se traduce en una caducidad más larga.

El problema es que esto produce cambios en la estructura molecular de los aceites y los convierte otro tipo de grasas perjudiciales, entre las que se encuentran las llamadas “trans”.

Seguramente habrás oído que a las grasas trans se las relaciona también con las enfermedades cardiovasculares. Pero tienen además una serie de riesgos adicionales.

Se sospecha que pueden fomentar la diabetes o los mecanismos inflamatorios en nuestro organismo. La inflamación crónica actúa como coayudante en muchas enfermedades, entre las que se encuentran, por ejemplo, el Alzheimer o el cáncer.

Cambiar grasas por azúcares no es la solución

No en todos los alimentos light se sustituyen las grasas animales por vegetales. A veces simplemente se reduce el contenido de las primeras. Sin embargo, la diferencia en materia grasa entre la versión “baja en grasa” y la convencional muchas veces es muy pequeña.

En otros casos, los fabricantes se encuentran con un problema añadido: con la retirada de la grasa también se pierde gran parte del sabor del producto. Por lo tanto, si quieren que sigan siendo atractivo para el paladar del consumidor, deben compensar este déficit de sabor con otras sustancias.

Lamentablemente, aunque parezca mentira, a menudo el sustituto utilizado es el azúcar. Esto hace que el producto final, aunque sea más bajo en grasas, pueda llegar a tener casi las mismas calorías, ya que intercambia grasas por carbohidratos refinados. De hecho, muchos yogures o embutidos rotulados como light vienen cargados de azúcares.

Este cambio no sólo no te ayudará a adelgazar, sino que además traerá otras consecuencias negativas para tu salud. El azúcar, consumido en cantidades excesivas, predispone a la diabetes y fomenta la inflamación.

¿Los edulcorantes son la solución?

edulcorantesComo hemos visto anteriormente, los azúcares son tan responsables del aumento de calorías como las grasas. Consciente de esto, la industria ha lanzado los productos 0%, sin azúcares añadidos. Estos productos pueden ser a su vez bajos en grasa o no, ya que una cosa no implica automáticamente la otra.

Los productos 0% se endulzan con edulcorantes sintéticos como el aspartamo, la sucralosa o la sacarina. Si además son alimentos light, parecería que tendríamos la solución ideal, ya que combinarían lo mejor de dos mundos: poca grasa y cero azúcares. En definitiva, pocas calorías.

Lamentablemente, existen cada vez más evidencias de que tampoco los edulcorantes resulten inocuos, sino todo lo contrario. Investigadores israelíes descubrieron que pueden alterar nuestra flora intestinal de forma importante. Estos cambios, tendrían como consecuencia un aumento de la probabilidad de sufrir obesidad o diabetes, incluso en un nivel superior al azúcar.

Otro problema es que los edulcorantes endulzan mucho más que el azúcar. Esto podría modificar nuestro sentido de gusto, haciendo que nos sintamos más atraídos por los alimentos dulces y los carbohidratos refinados.

Nutrirse mal no es el camino

Quizás uno de los mayores errores que cometemos, cuando intentamos perder peso, es centrarnos únicamente en el factor calorías para decidir lo que podemos comer. Es verdad que las grasas en exceso engordan, pero no es menos cierto que son fundamentales para muchas funciones vitales en nuestro organismo.

Lo mismo ocurre con los hidratos de carbono. Son el combustible que alimenta nuestras células. Cuando son de tipo complejo, sirven de alimento a nuestra flora intestinal. Esta es fundamental para la absorción de minerales, la manufactura de enzimas, vitaminas y para fortalecer nuestras defensas.

Si privas a tu cuerpo de estos nutrientes fundamentales, esto tendrá consecuencias. Entrará en “modo ahorro” y tratará de extraer el máximo de nutrientes de todo lo que comes. A causa de esto, engordarás más con la misma cantidad de comida.

También suprimirá o ralentizará algunos procesos metabólicos menos críticos a la espera de “mejores tiempos”, lo que a la larga puede causarte déficits nutricionales o problemas de salud.

Tu organismo además te recordará, mediante frecuentes “antojos” o ganas de comer, que está falto de nutrientes. Y tarde o temprano caerás en la tentación.

Por todo ello, consumir grandes cantidades de alimentos light o 0% nunca será una buena estrategia a largo plazo, para cuidar tu salud y mantenerte en tu peso.

Menos alimentos light y más nutrición

¿Cuál entonces la mejor alternativa? En realidad, es más simple de lo que parece. Se trata de que elijas alimentos nutritivos, de buena calidad y en las cantidades justas. Esto incluye:

  • Tener como base de tu alimentación muchas frutas y verduras frescas, ricas en vitaminas y valiosas enzimas
  • Consumir grasas animales de forma moderada, pero siempre de animales sanos y alimentados de forma natural, preferiblemente con pasto.
  • Elegir grasas vegetales saludables, no hidrogenadas ni refinadas.
  • Evitar los carbohidratos simples como harinas refinadas y féculas y tomarlos complejos, en forma de productos integrales.
  • Limitar al máximo los azúcares y evitar los edulcorantes. Puedes sustituirlas por frutas dulces como el dátil o el plátano o endulzantes naturales como la Stevia, el xilitol o el sirope de agave crudo.
  • No abusar del dulce.
  • Evitar los alimentos procesados, sean light o no, ya que contienen grasas trans, azúcares o edulcorantes.

Si quieres más detalles sobre como alimentarte bien, te recomendamos que consultes este post relacionado.

En resumidas cuentas, busca alimentos naturales, poco procesados y llenos de nutrientes, dando mayor protagonismo a los vegetales frente a los de origen animal.

De este modo, tu cuerpo recibirá los nutrientes necesarios en sus justas proporciones. Esto ayudará a reestablecer el equilibrio de tu flora intestinal, lo que permitirá que asimile vitaminas, minerales y elimine toxinas de forma mucho más eficiente.

Todo ello contribuirá a que tengas una mejor salud y mantengas tu peso bajo control. Tu organismo está creado para autorregularse y lo hará siempre que respetes las reglas básicas de una buena alimentación.