Seguro que te ha pasado. Has probado replicar en casa esa riquísima ensalada que comiste en un restaurante. Pero a pesar de haber usado aparentemente los mismos ingredientes, simplemente no sabía igual.
Y qué decir de esa hamburguesa sublime o de esa tosta de foie gras, con un ligero toque dulce, que siempre te has preguntado cómo se consigue.
Contrariamente a lo que puedas pensar, esto no se debe a ninguna técnica secreta de ese chef con estrella Michelin, ni a ingredientes secretos traídos de allende los mares.
En la mayoría de las ciudades ya se han encendido las luces navideñas. Las tiendas inauguran lineales repletos de chocolates, turrones, mazapanes y otros dulces tradicionales. A ellos se suman diversas exquisiteces internacionales, que van desde panettones y pandoros italianos, hasta galletas de jengibre alemanas.
Nos espera además un maratón gastronómico que incluye comidas de empresa, cenas familiares, roscón de reyes y más de un escarceo con el fast food, entre compra y compra. Con este panorama parece que es imposible guardar la línea y mucho menos comer sano.
Si trabajas en horario de jornada completa, habrás tenido que decidirte entre comer fuera todos los días o llevarte la comida de casa. Cada vez somos más los que optamos “tirar de tupper”, ya sea por salud, por economía o por ambas cosas a la vez.
Pero con la decisión tomada, llega la obligación de tener que pensar cada día qué te llevarás al trabajo para comer. Hay días que puedes aprovechar sobras que te han quedado, pero muchos otros “te tienes que buscar la vida”.
En verano, esto resulta bastante fácil. Cualquier ensaladita o sándwich frío te sacan del apuro. Pero en los meses fríos la cosa cambia.
Nuestra moderna civilización ha traído consigo un considerable número de avances. Las mejoras en la tecnología, la medicina o la agricultura nos han permitido llevar una vida mucho más cómoda. Entre otras cosas, tenemos ahora acceso a una enorme variedad y abundancia de alimentos, con los que nuestros ancestros sólo podían soñar.
Esta nueva forma de vida ha traído consigo, sin embargo, una consecuencia negativa: un enorme desperdicio de alimentos. Según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), entre un tercio y la mitad de la comida que producimos en el mundo acaba en la basura por diferentes motivos.
Halloween está a las puertas y, un año más, niños de todo el mundo irán de casa en casa ofreciendo el popular “truco o trato”. Pero la diversión desgraciadamente también viene con unos acompañantes muy poco saludables: millones de chucherías y dulces cargados de azúcares y otros aditivos poco deseables.
Así que tal vez este año mejor elegir el truco en vez de regalar a nuestros pequeños los tradicionales caramelos azucarados.
¿O por qué no negociar un “trato” mejor para ellos?
Con el frío a las puertas, pronto estarán de regreso los odiados catarros. Volverás a tener que decidir entre si recurres a fármacos y antigripales o si prefieres los remedios naturales para tratar de aliviar sus molestos síntomas…
¿Pero por qué esperar hasta el momento en que ya no hay vuelta atrás? ¿Por qué no tratar de prevenir los resfriados antes de que ni siquiera aparezcan?
Tu organismo es un sistema complejo, cuya salud depende de muchos factores. Uno de los más importantes es el estado global en el que se encuentran tus defensas.
Se han terminado las vacaciones y, un año más, tienes que volver a la rutina del trabajo y del hogar. Además de con algunas maletas llenas de ropa sucia, posiblemente regreses con algunos kilos de “equipaje” demás, adheridos a tu cuerpo en forma de “michelines”. Incluso aunque hayas tenido la suerte de no engordar, sabes que las copiosas comidas y cenas en bares y restaurantes no son saludables. Tampoco lo son los fritos de los chiringuitos de playa, las bebidas azucaradas y algún que otro helado demás que te has permitido.
Con la cada vez más incipiente corriente que reivindica el “slow food” tendemos a fijarnos más en lo que comemos y a ser más selectivos. Huimos de lo envasado y damos preferencia a los alimentos frescos.
No obstante, en esta guerra contra lo procesado a veces también eliminamos, inconscientemente y por error, otros alimentos que en realidad son saludables.
Es el caso de las conservas vegetales que, al contrario de lo que pueda parecer, son en la mayoría de los casos un alimento sano y natural.
Está a punto de comenzar la campaña de recogida de nuestros famosos pimientos asados del Bierzo, por lo que nos ha parecido un buen momento para ocuparnos un poco más a fondo de este sabroso vegetal. Al fin y al cabo, es el protagonista de muchos platos típicos del verano.
Vamos a contarte algo de su historia y sus propiedades, ya que ambas cosas son todavía relativamente poco conocidas.
La dieta mediterránea es, sin duda alguna, la tarjeta de presentación de la gastronomía española. Admirada mundialmente por sus beneficios para la salud cardiovascular y envidiada por culturas con hábitos alimenticios menos saludables tiene, sin embargo, una dura contrincante: la dieta atlántica.
Y es que no todos los españoles comemos igual. Especialmente en el norte y noroeste de nuestra piel de toro, existen una serie de cocinas regionales con características propias, que se engloban bajo el calificativo de “dieta atlántica”.
Ha llegado el verano, la época del año en la que te vas de vacaciones y pasas más tiempo en el exterior. Ya sea en la playa, en la montaña o en una terracita de verano, disfrutas a tope del aire libre.
Todo perfecto, si no fuera por las molestas quemaduras solares… Así que toca embadurnarse de filtros y cremas.
¿Pero sabías que también puedes mejorar la resistencia de tu piel al sol mediante la alimentación?
Sí, has oído bien. Existen alimentos que protegen del sol y precisamente de ellos vamos a hablarte en un este post.
Llegan los días de calor, cuando las huertas se encuentran a pleno rendimiento y podemos disfrutar, un año más, de exquisitas frutas y verduras de temporada.
Por ello, nos ha parecido un buen momento para hablarte de los increíbles beneficios del tomate. Ya sea crudo, en ensaladas, gazpachos, salmorejo o cocido como ingrediente de salsas, sofritos o sopas, el tomate es sin duda una de las estrellas de la cocina de verano.
Pero el rey de la huerta no sólo destaca por su sabor. También puede hacer muchísimo por tu salud. Especialmente, si lo preparas de la manera adecuada.